Mesías de chocolate


Siempre me he hecho la pregunta de cómo sería el mundo sin Ricardo Fort. Quizás esté exagerando al referirme al MUNDO en su totalidad, y centrarme más en sólo el mundo televisivo, pero todos los que estamos, al menos un minuto a diario, pendiente de la televisión sabemos que dicho personaje SÍ abarca nuestro insólito mundo tercermundista. Porque a pesar de ser un país del tercer mundo, somos (creemos ser) los más inteligentes y pícaros, los mejores deportistas y artistas, hasta tenemos los paisajes y seres más bellos (las mejores minas y los pibes más lindos –si, obvio que me incluyo).


¿O no que si quisiéramos saldríamos de esta crisis económica que tanto nos pesa? ¿Robando? Puede ser, pero saldríamos… el fin no justifica los medios. Somos tan buenos que si uno de nosotros, SÓLO UNO de nuestros ladrones estuviera en Europa desmantelaría cualquier banco que se le pusiese delante. Haría un chancherío en cualquier capital europea.


¿O no que Maradona es mejor que Pelé, Platiní, y cualquier ganso más? Lo es.

¿O no que nos vienen cagando todos los mundiales?

¿O no que Ginobili se la re banca? ¿No viste como cazó el murciélago? Apuesto que eso a Kobe Bryant no le salía…

¿O no que Borges se merecía aquel Nobel de Literatura y no se lo dieron? Si hasta sin ojos tenía mejor relato y narración que Alan Poe, King y cualquier con ojos que se le meta adelante.

¿O no que las Cataratas del Iguazú le hace el orto a las del Niagara?

¿O no que Pampita tiene un cuerpo tallado a mano y Kate Moss… es bizca?


Sin dudas somos el mejor país del tercer mundo que pueda existir. Hasta hacemos que la palabra TERCER MUNDO sea agradable.


Ricardo Fort, que hoy ya dejó de ser sólo un personaje errante en la televisión y está en TODOS lados (tu familia un domingo habla de él, tus vecinos te cuentan su nueva adquisición propietaria, tus amigos en el boliche imitan bailar como él, etc) ahora es considerado OMNIPRESENTE.


Algunos creemos que hay varios Forts, o que tiene el poder de alterar el tiempo-espacio para poder estar en todos los programas; para poder bailar-cantar en lo de Tinelli, para poder hablar de sexo con Fantino, para dirigir su reallity y hacer declaraciones personales, para escribir en su espacio de Facebook, para pelearse con noséquién, para ir a una fiesta en nosédónde, para inaugurar una playa porallá, para dormir, comer, ducharse, comprar ropa de nosécuánto.


¿Duerme? ¿Come? ¿Él va a Miami a comprarse la ropa? Si su peinado es tan complejo y tarda hoooras en hacerlo, ¿por qué está tan rápido donde tiene que estar? Si su/s mujer/es está “muy bien atendida, ¿no debería estar un poco más cansado de lo normal? Si tiene ese físico esbelto que tanto llama la atención, ¿no debería pasar largas jornadas entrenando?


Son preguntas que me hago, y de las cuáles obtengo sólo respuestas Chespiritescas, que con voz media lenta y freaky me digo: “Y si, menso, ¿no ves que a ese programa lo graban a la mañana y al otro a la tarde? Y los fines de semana no hace nada”


¿Quién estaría en su lugar en Cualquier programa en que Él aparece?

¿Guido Süller? Ya está “quemado”.

¿Matías Alé? Cansó.

¿Si cantara Ileana Calabró? No, por favor.

¿Si Karina Olga hablaría de cualquiercosa en cualquiercanal a cualquierhora…? Mátenme.



Haría lo que sea para que la Profecía Maya se adelante unos añitos.

Realizaría cualquier rito capaz de acceder a la mente del Tiempo y cambiar todo.

Practicaría cualquier conjuro que llevase a la deriva éstas sacrilégicas acciones.

Usaría cualquier talismán para invocar a los demonios posibles de cambiar dicho espacio temporal.

Susurraría, manifestado en Narciso, cualquier pérfida trama, vestida de poesía, a alguna Ninfa para que maquine ásperos pensamientos en contra de cualquier persona que no sea Fort.


Al protagonista de este blog, le debemos más de lo que pensamos.